jueves, 28 de mayo de 2009

Mi niño travieso


¡Eso, no se toca!

Dije convincente.

Pero no convencido,

Tocaste la hornalla.

Y ese racimo, de dedos pequeños,

se cubrió de dolor,

por desobediente.

Llanto y más llanto,

se escuchó en la casa.

Y una pena enorme,

dentro de mi alma.

¡Cómo consolarte!

Mi amado travieso.

Mil besos, abrazos,

¡Ya pasa, ya pasa!

Mis ojos y los tuyos,

anegados de lágrimas.

Con tono de rezo,

Y mucha esperanza,

te arrullo al oído.

Sana, sana, sana

colita de rana.


Han pasado muchos años, desde que Adriel, cómo todo niño pequeñoy curioso,
puso su mano sobre la hornalla, que hacía un rato se había apagado.
Todavía recuerdo el grito que dió y se me eriza la piel.
No hay peor pena, para esta madre y abuela que el dolor de sus hijas o nietos.

2 comentarios:

  1. HOLA ABUELTA, me acuerdo que de ahi me compraste caramelos y chocolates y fuimos a buscar a la tia mary al colegio jaja.
    las palmas de la mano llena de ampollas me quedaron ja.
    bueno abuelita te amo mucho!! me voy a estudiar ja muy lindo recuerdo.
    chau !!

    ResponderEliminar
  2. Ayyyy...mi corazón se acelera, al leer esto.

    Mi nieto, el travieso de ayer, que hoy ya tiene
    16 años.Es mucho más alto que yo,(bue para eso no es necesario ser muyyyyyyyyyy alto) ya se afeita y habla de amores.

    Graciasssssss Adri! estoy muy orgullosa de vos.

    ResponderEliminar