jueves, 4 de marzo de 2010

Practicá abuela, practicá...




Cuando mi nieto Franc, viene a quedarse a casa, el paseo por la costanera de la ciudad,es el recreo perfecto, para alejarlo de los programas de TV, que suelen acaparar su atención, en demasía, para mi gusto.
Cómo así También, de la consola de video juegos, que suele traer, para no aburrirse. Ambos entretenimientos, con la misma temática, dibujos animados, dónde sus personajes despliegan asombrosos poderes y se enfrentan continuamente en feroces luchas.
Luchas, que imita frente a compañeros de juegos, haciendo alarde de su destreza, con el agravante de lastimar o salir lastimado y con la consecuencia de sufrir por ello, llamados de atención de parte de maestras, llevar notas de mala conducta en el cuaderno y de manera correlativa, padecer la penitencia “merecida” e impuesta por los padres.
Además de brindar un aire marino benigno, para los pulmones de los visitantes, la costanera Caletense, cuenta con predios preparados especialmente para niños, con suelo cubierto de pedregullo, dónde desafían, estoicos, a los fuertes vientos y las pocas lluvias, los caños multicolores de los sube y baja, calesitas, toboganes, pasamanos, etc. Rodeados por anchas veredas, de concreto alisado, ideales para caminar, correr, andar en bicicleta, jugar a la pelota o afianzar la habilidad para desplazarse en patines y patinetas. Sin más obstáculo, que esquivar a otros compañeros casuales de dichas actividades.
Es muy común, ver a padres o abuelos, sentados en los paredones, de espaldas al mar,atentos al ir y venir de los pequeños, que no terminan nunca de gastar energías.
Cuando la imaginación agota todos los recursos, para inventar movimientos en los juegos y la repetición roza el aburrimiento, queda el recurso de bajar las escalinatas hasta la orilla del mar, e ir a juntar piedras.
Pero no cualquier piedra, solo las que se asemejan mucho, si la miramos con ojos de fantasía, a las piedras preciosas y valiosas. Esas, dignas de ser lucidas por reyes y reinas, o de formar parte de una colección preciada.
Y es el momento propicio para poner a prueba mi poder de persuasión, diciendo a modo de desafío:
- A ver, a ver, ¿Quien junta la piedra más linda?- Y así, comienza la exhaustiva búsqueda de la pieza mas fastuosa, que después de evaluada, pasará a formar parte de otras similares, que adornan las masetas de mis plantas.
Pero, cuando es Franc, quien propone el juego, suele recurrir, al que por cierto, casi siempre gana. ¡Carreras!.
Y ahí vamos, al punto de partida y atentos a la voz de mando: - ¡En sus marcas, listos, Yaaa!-
Confieso que no tengo que hacer mucho esfuerzo para dejarme ganar, y que sea, el feliz vencedor de la competencia. Porque, entre la dificultad de correr sobre piedras, sumados a mi poca afición por las destrezas deportivas y a los años de sedentarismo, que ostento. La vitalidad de sus 7 años, se notan, ¡Y cómo!
Además, es un placer para mi chochera de abuela, verlo cuando festeja su triunfo, brazos en alto y grita, -¡ganéeeeeeee!-.
Y me regocija, cuando toma su pose de hombre entendido en la materia y muy serio, me dice: “Tenes que practicar más abuela, así vas a correr rápido, cómo yo. ¡Practica, practica!”.
No hace mucho, hice un viaje a Chile, y después de unos días, llamé por teléfono para dar cuenta de supervivencia y tener noticias de ellos, a casa de mi hija.
Cuando le tocó el turno a Franc de ponerse al habla, apenas le dije: -Hola, mi amor- Me recriminó muy enojado - ¿Porque te fuiste sin avisarme? ¿Podes venir enseguida? Yo te extraño-
Entonces, le explique que estaba en Chile de paseo y que quedaba lejos y lo conformé,prometiendo un juguete a mí regreso.
No le cuento nunca antes que me voy de viaje, me cuesta la despedida.
Cuando volví de Chile, estaba esperándome ansioso y por supuesto se quedó en casa varios días,los cuales aprovechó, para decirme en reiteradas ocasiones: - Abuela, no quiero que saques otra vez pasaje a Chile-.
Já! Lo que en realidad, significa, “no te vayas más de viaje”.
Pobre mi nieto, tiene una abuela desobediente, volví a irme de viaje al mes siguiente.
Y coincidió mi ausencia, con el terrible terremoto que padeció el pueblo Chileno.
De vuelta en casa, recibo un llamado de mi hija por teléfono y después de cruzar saludos y alguna que otra novedad, llama a Nurita y le dice: - Toma, habla con la abuela-
Nurita, que se destaca por su dicción fluida y una gran capacidad de expresión, me puso al tanto de los acontecimientos del grupo familiar, no sin antes preguntar,- ¿Me trajiste regalito?-
Cuando le pregunté por Franc, me dijo:-En cuanto entre de afuera, te paso con él-.
Y siguió narrando hechos, tales cómo, el comienzo de las clases y otras actividades.
Conversación mediante, escucho que dice. – Toma Franc, habla –
Y luego a Franc, que pregunta: - ¿Quien es?- Nuria dijo: -Chau abuela- y sin esperar respuesta, paso el teléfono a su hermano, quien en un tono alarmado y sin darme tiempo a nada, me dijo:
- ABUELA, ¿Viste que en Chile hubo un terremoto?
- ¿Vos, corriste rápido, rápido, cómo yo en la playa?

Ay, mi nieto querido, que Dios, le conserve su ilusión.