A mi bullicioso, anegado
Y desconsolado llanto,
Bien presuroso consuelas,
Y muy pronto lo disipas.
Un sin fin de besos,
Cómo sello de protección estampas,
En mis sonrosadas, menudas
Y húmedas mejillas.
Las lágrimas, que presurosas se deslizan,
Con infinita ternura enjugas.
Oyendo atento, mis entrecortados vocablos
Que intentan describirte, una inoportuna caída.
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