miércoles, 4 de agosto de 2010

¿Casualidad o causalidad?


Justo ayer, sin saber el desenlace, pensaba esto:
Van a hacer casi cuatro años que estoy en la página, durante este tiempo.
Muchas veces coincidí con Maisa, en el Chat.
Solía decirme: “¿Olvido, yo estoy en La Plata, vos dónde estas?”.
Sabiendo, que mi hija, estudiaba en esa ciudad y viendo la posibilidad de encontrarnos.
Así pasaron los meses y no coincidíamos más que en la sala,
no nos comunicábamos por MSN, tampoco a través del correo electrónico,
pero así, sin saber mucho de ella,yo ya la quería.
Hasta que no se bien porqué, decidí ir a conocerla.
Viajé a Santa Rosa, La Pampa,que es dónde reside, distante casi 1800 Km. de mi ciudad.
Y ahí me esperaban, al pié de la escalera del micro, ella y Abel,
con una sonrisa y un abrazo fraterno.
Y todo fue fluyendo, como si nos conociéramos de toda la vida.
Y si ya de leerla en el Chat, la quería, tratándola, el cariño se incremento.
Somos muy parecidas, coincidimos mucho en la manera de pensar, no de actuar,
Reconozco que Maisa es mejor persona que yo. Buenaza, transparente.
Me agrado conocerla, visitar su casa, me sentí bien. Me adapté fácilmente a ellos.
Hasta el punto de sentir la necesidad de volver a visitarlos.
Y pedirles, en broma, que me adoptaran.
Parodia que se encargó Abel de realizar, mediante certificado redactado
e impreso por él mismo, donde consta que ahora soy parte de la flia,
y rubricado por las firmas de los presentes, Abel, Maisa, Ethel (consuegra)
y Blakie, la mascota de la casa.
Entre desayunos, mates y charlas de sobremesa, fuimos contando anécdotas de nuestras vidas y cómo no podía ser de otra manera, relaté lo sucedido con mi hija Nuria,
que falleció de un aneurisma a los 25 años de edad.
Así, de pronto, sin darse cuenta y sin darme tiempo para llegar a darle el abrazo y beso de despedida en vida.
Mi consuelo, es que, según las explicaciones del médico que la trató, no sufrió, porque entró en coma irreversible, por tal motivo, no entró a quirófano y
falleció después de 8 hs., de un paro cardíaco, casi sin darse cuenta.
Hablamos mucho sobre esto, Maisa, me decía: “Olvi, si te hace mal, cambiemos de tema”. Pero no, lo hablamos con profundidad.
¿Casualidad?
¿Quien iba a pensar, que días después, ella iba a pasar por lo mismo?
Nada tuvo que explicarme, cuando fui a verla a Capital. Ella y yo, sabíamos.
Yo entendía, sin que mediaran las palabras, lo que sentía ella y cada uno de la flía.
La impotencia, la desesperación por hacer lo imposible, por agotar todas las posibilidades, por más absurdas que parezcan.
Entendía la euforia demostrada por cada gesto de amarrarse a la vida que daba Celia, entendía la desazón de cuando no había respuestas.
Nada pregunté, no fue mucho lo que aporté, sólo me limité a hacerle compañía
y porque ella me lo pidió. Porque también actué con la prudencia de no invadir.
Después de idas y venidas a la clínica, y de pasar por la espera interminable, de la última intervención quirúrgica, Celia, abrió los ojos, respondió a consignas, dando signos de mejoría. Yo volví a casa, dejando a una Maisa con muchas esperanzas
y hasta puedo decir feliz.
Pero después de 24 horas de viaje,al llegar a casa y comunicarme telefónicamente,
para avisar que había llegado bien,me cuenta con toda su entereza que Celia se había descompensado nuevamente.
Hoy me despertó ella, mi Maisa querida, bien temprano, con un llamado al celular.
En cuanto abrí los ojos y vi la oscuridad que había en la habitación, intuí a que se debía ese llamado.
Escuché su voz pausada y resignada, diciéndome: “Olvi, Celita ya esta con Dios”,
le dije dos o tres frases que ni recuerdo, para poder de alguna manera hacerle sentir
mi amor y que compartía su dolor.
Inmediatamente después de cortar la comunicación, me fui a buscar el libro,LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, de Alfonso Milagro, que tiene meditaciones para cada
Día del año. Textos breves y precisos.
Me regalo mi hija, Nuria, y al él recurro, cada vez que me siento superada
por alguna situación.
En su primera hoja, escribió una dedicatoria, que transcribo a continuación.
MAMY:
Cada vez que leo este libro, encuentro una respuesta y me da mucha paz.
Desde que nací y hasta hoy, vos me das mucha tranquilidad, amor apoyo
y comprensión.
Te amo y extraño mucho. Espero que este libro, sea una gran compañía diaria.

Nuria. 11/11/99.

En la época que me lo regaló, estaba ya de vuelta en el sur, en casa, después de haber pasado otro año más en La Plata, dónde estudiaba la carrera de Educación Física.
Cuando volvió en Febrero, a retomar sus estudios, hizo lo que siempre hacía,
Llevarse lo que le gustaba, (en calidad de préstamo, según decía). Así fue cómo el libro fue parte de su equipaje.
El día que falleció, después de volver del crematorio, y juntando sus cosas para traerlas a casa, lo encontré entre otros libros.
Lo abrí en el día de su partida y encontré respuesta.
En una de sus carpetas de la facultad, que estaba abierta sobre la mesa de estudio,
había de su puño y letra, copiado, un párrafo del mismo, que habla sobre el dolor y cómo darle sentido. Ofreciéndolo a Dios cómo sacrificio con amor y por amor.
Abrevio una parte de él.
“Por más que no lo quieras, en tu vida no podrás nunca prescindir del dolor; el dolor es una realidad que no depende de nosotros, se nos hace presente, queramos o no queramos…
Si al sufrir te enojas y protestas, con ello nada bueno consigues, solamente aumentas el sufrimiento y haces daño a tu cuerpo
en su parte nerviosa y a tu espíritu en tus relaciones con Dios. Si al sufrir aceptas el sufrimiento, le das un verdadero sentido, lo conviertes en algo positivo edificante, salvador y redentor de ti y de los demás; con ello te estas dignificando”
¿Casualidad? …Cosas inexplicables, cómo estas, fueron varias las que experimente
por esos días.
Hoy sentí necesidad de compartir algunas.
Anoche, algo se presentía, sin ponernos de acuerdo, nos juntamos varias rojas en el Chat, cómo hacía tiempo no sucedía y compartimos vivencias y la pena, por los amargos momentos que atraviesa nuestra Maisa.
Sin saberlo, por esas horas, Celia se iba. Sin saberlo de alguna manera, estábamos
Con el pensamiento y el corazón junto a ella.
¿Más casualidad?

“Que cuando llegue el dolor, que yo se que llegará;
No se me enturbie el amor, ni se me nuble la paz”.

Esta frase la encontré leyendo, ya ni recuerdo que, ni dónde, me gustó y la copié
En un libro diario, que me regaló mi amiga, cuando cumplí 15 años. Pero quedó grabada en mi mente y dos por tres la recordaba y la repetía, sin motivo alguno.
Ya se imaginarán Uds., cuando, le encontré el verdadero sentido.

Otra casualidad, ¿No?

Les dejo un abrazo, queridos míos. Que nos es casualidad, lo hago conciente de que
Los quiero, los necesito y que por algo llegaron a ser parte de mi vida.


Esto lo escribí hace ya tiempo. Y lo compartí con mis amigos por correo electrónico.
Pero hace pocos días atrás, otra casualidad o causalidad, se hizo presente en mi vida.
Querido amigo nuevo, que no por nuevo, es menos querido. Algo de lo que acá relato lo conté en esa charla que tuvimos y que los dos necesitábamos.
Agradezco que me escucharas, pero más agradezco
que me contaras.
Vos sabés... Sé que vas a leer esto. Un abrazo "Oso" y de oso..

6 comentarios:

  1. Esto lo escribí hace ya tiempo. Y lo compartí con mis amigos por correo electrónico.
    Pero hace pocos días atrás, otra casualidad o causalidad, se hizo presente en mi vida.
    Querido amigo nuevo, que no por nuevo, es menos querido. Algo de lo que acá relato lo conté en esa charla que tuvimos y que los dos necesitábamos.
    Agradezco que me escucharas, pero más agradezco
    que me contaras.
    Vos sabés... Sé que vas a leer esto. Abrazo oso y de oso...

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  2. me encanta tú forma de expresarte....
    Un abrazo

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  3. Que lindas expresiones del corazón hay en éste espacio, que "por casualidad" encontré!
    Besos desde Caleta Olivia

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    1. Gracias por pasar, por leer y por comentar. Simplemente, cosas de la vida Silvina. Aguante Caleta Olivia! la casa de mis viejos, esta ahí, mis hermanos y sobrinos, tambien. Besos
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